Hace poco, me empecé a acordar de mi adolescencia, y me preguntaba qué tan diferente soy de la "yo" de ese entonces, qué cosas tengo que antes no, y viceversa...
Algo curioso me pasó con el Punk y el Ska... De chica tenía como una negación, no podía encontrar belleza en nada de eso, hasta tuve un novio punk que tocaba casi todos los instrumentos. Le tenía admiración, pero nunca pude disfrutar del todo su música.
Cuando empecé la facultad, conocí a una chica, conocida en Neuquén como "la chica Punk", nos juntabamos a estudiar y gracias a ella escuché a los Sex pistols. Me enseñó a puntear unos temas en el bajo y de a poco por mi cuanta empecé a darle esas chances que de chica no se las di. Ella allí empezó a cambiar también, empezó circo, y por cuestiones de la vida, se decidió a cambiar de carrera, dejó biotecnología por danza contemporánea, de la UNQ, al IUNA.
Los años pasaron, y un buen día, me la vuelvo a cruzar, retomando la carrera que habíamos iniciado juntas, pero ella, ni cirquera, ni punk, ni rastafari... más sencilla que nunca, vivía de acupunturista, y estaba muy centrada en las ideas del Tao. Los meses que continuaron, causó una serie de revoluciones en el pensamiento científico de muchos de sus profesores, que luego de tenerla de alumna, dejaron de juzgar por apariencias y se encontraban con algo muy enriquecedor.
Para mi era increíble como alguien que había cambiado radicalmente en apariencia, seguía sienndo, en el fondo, la misma persona, leal a sus convicciones.
Lamentablemente, nuestros caminos se separan nuevamente , ella vuelve a Neuquén, porque detesta la vida citadina. Y yo, aquí me quedo, deseándole lo mejor en su camino
Hasta pronto amiga!
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