miércoles, 27 de mayo de 2009

Nada de nada

El té se termina de enfriar, los pies y las manos no tienen con qué mantener la temperatura. Los dedos se vuleven torpes, la taza se cae y se rompe y un pequeño pedazo de porcelana se tiñe de carmín. Los párpados se contraen, una lágrima se derrama.

-Debí haberme preparado un mate...

1 comentario:

la bestia dijo...

Muy, pero muy bueno!!!